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A Fin De Crear Un Determinado Estilo, Los Diseñadores Se Valen De Cinco Elementos Básicos: El Color, La Forma, La Caída, La Textura Y El Equilibrio De La Línea (Que Incluye Todos Aquellos Rasgos De La Prenda Que Embellecen La Silueta). Las Opciones Que Ofrecen Estos Cinco Factores A Los Diseñadores Y Modistos Se Han Multiplicado A Lo Largo De Los Años. En El Antiguo Egipto, Por Ejemplo, Se Producía Lino Transparente, Un Tejido Ideal Para Los Climas Cálidos Y Que Gozaba De Gran Popularidad. Como Resultaba Difícil Teñirlo, Solía Ser Blanco, Color Que Obtenían Mediante Un Proceso De Blanqueado. Los Egipcios Hacían Pliegues En La Tela Para Crear Prendas Con Agradables Drapeados Y Formas. Así Nació Uno De Los Estilos Más Duraderos De La Historia.

En El Siglo Primero De La Era Común Ya Se Disponía De Tejidos De Distintos Tipos Y Colores. Los Romanos Acaudalados Importaban Sedas De La India O De La China, Pese A Que El Transporte Encarecía Tanto La Tela Que Se Vendía Al Mismo Precio Que El Oro. Otro Género Muy Apreciado Era La Lana Teñida De Tiro, Que Podía Llegar A Costar 2.000 Denarios El Kilo, Lo Que Equivalía Al Salario De Seis Años De Un Trabajador De Término Medio. Gracias A Los Nuevos Tintes Y Tejidos, Las Mujeres Romanas Adineradas Podían Llevar Estolas —Túnicas Largas Y Amplias— De Algodón Azul De La India O Seda Amarilla De La China.

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